Ver el vaso de vodka medío vacío cuando se puede volver a llenar, y agarrarme al pesimismo como a una farola en una noche absurda. Aferrarme a lo imposible buscando algo de esperanza como buscar el último trago en una botella sin llenar, patético, pérdida de tiempo. Pensar que en poco tiempo las cosas se arreglan, igual de estúpido como intentar que no se me patine la lengua en mis noches de lagunas. Quitarme valor y ponérselo a otros para que al final me quede sin nada, como una ronda de botella, que al final, si yo soy la generosa, no vuelve lo que esperaba. Beber para olvidar, cuando al día siguiente no me acuerdo de la noche, pero lo otro sigue ahí y seguro no se me olvida ni bebiendo el vaso de vodka medío lleno. Pero, mi mejor virtud en mis miles de manías: bailar como nunca, y reírme como una puta;)

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